El AFA-ALGA [Aphanizomenon flos-aquae - flor de agua viva transparente] es uno de los "superalimentos" que la naturaleza nos ha donado.
En un lago de Oregón, llamado Klamath, crece salvaje en aguas limpias, con niveles óptimos de sales minerales aportadas por el volcán a cuyos pies se encuentra.
Es antioxidante, antiinflamatoria y lo más alucinante, neuroregeneradora, ahí es nada la plantita.
Tiene 20 aminoácidos esenciales, 14 vitaminas (todas las del grupo B), batacarótenos, 14 carotenoides, ficocianinos (ni idea de lo que son),polisacáridos, omega3, altas dosis de clorofila.
Parece ser que ayuda a liberar las células madre de la médula ósea y a transportarlas a los órganos que necesiten regeneración. También activa el sistema inmunológico y la actividad de los macrófagos.
Normaliza el metabolismo de las grasas ya que rebaja el nivel del acido araquidónico y los triglicéridos, inhibe la producción pancreática de las a-aminasas y desciende los altos niveles de glucemia; también inhibe la sucrosa y la maltosa.
Es tal su contenido en diferentes nutrientes, que una cucharada sopera diaria basta para abastecer al organismo de los minerales y oligoelementos esenciales indispensables para un correcto metabolismo celular.
El AFA-alga pueden estar indicada en casos de fibromialgia, alergias -nutricionales o respiratorias-, depresión, déficit de atención y por su gran aporte de clorofila, antimutagénico y anticancerígeno.
¿es o no es un alga maravillosa?
Pues parece ser algo desconocida, a mí me llamó mucho la atención el rollo este de que es neuroregeneradora y lo de las células madre.
Espero que las farmacéuticas no se metan por en medio o acabará en la lista de plantas prohibidas, como la estevia, maravillosa plantita que regula el azúcar en sangre, ideal para diabéticos.
Los que habréis pasado por un estrés postraumático ya sabéis lo mal que nos sentimos, pérdidas de memoria, esa sensación espantosa de que el cerebro ni funciona, de que no sabes ni pensar, y más y más, pensé en que daño podría hacerme, más mal de lo que estaba no podía estar y a no ser que acabara en Son Tril·lo [nombre que reciben los terrenos del Cementerio de Palma] por tomarlas... poco podía perder ya. Y me alegro de haberlas tomado. Las sigo tomando y creo que voy a ser fieles a ellas por muchos años.
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