Factores en el proceso de acoso

Hay factores que agravan el proceso de acoso moral dependiendo del agresor, de la víctima y del entorno donde se desarrollo el proceso de acoso.

Si la víctima tiene una dependencia emocional alta, baja autoestima, sensible o muy sensible, sin familia, adicta al trabajo, o un mínimo nivel de excelencia, de compromiso y profesionalidad más alto que el acosador, irán a por ella hasta llegar al derrumbe de la víctima. No importa lo que tarden, no paran hasta conseguirlo.

Cuando el proceso de acoso se desarrolla en la pareja o familia, las relaciones afectivas de la víctima con el agresor hacen a la víctima más vulnerable debido a la complejidad emocional de la relación, teniendo en cuenta que el proceso suele ser muy largo.

Si el maltratador no está solo, si cuenta con un grupo que refuerza el acoso, el proceso se acelera desencadenando frecuentemente en agresión física. Aquí se puede ver que hay dos grupos, el acosador y el público que observa y consiente que se convierte en complice, ambos igual de culpables.

El acosados/maltratador casero intenta aislar a la víctima de su familia, amigos, entorno, de sus apoyos emocionales, la aísla para dominar a la víctima en todas las facetas.

El acosador/maltratador laboral intenta lo mismo entre compañeros de trabajo, aísla a la víctima del entorno convirtiéndola en objeto ante los otros borregos que aceptan, sin la más mínima personalidad demostrable, lo que el maltratador quiere.

Si en el entorno laboral tenemos un narcisista perverso, (acosador nato) y uno o dos paranoicos, más unos cuantos imbéciles, la agresión física está asegurada. Ninguno es capaz de sentir culpabilidad, quizás los imbéciles, pero para eso está el manipulador que les borra la culpabilidad con su seductora persuasión.

El perverso narcisista y el paranoico desean lo mismo, el poder. El paranoico es un simple manipulado, el jefe del clan es siempre el perverso narcisista.

Estos personajes son fáciles de reconocer, seductores, egocéntricos, se venden como lo mejor, auto halagan su excelencia cuando esta siempre brilla por su ausencia, critican a los demás dejando caer siempre que ellos son mejores, en fin, un monólogo egocéntrico que es inconfundible.

El paranoico es inflexible, tiránico, violento, posee un carácter rígido.

Pero estos personajes necesitan algo, víctimas.

Muchos de estos enfermos, también usan la empatía que se siente espontáneamente hacia las víctimas. Fingen. En el mundo laboral también usan tácticas de victimización, lamentablemente para ellos son rápidamente descubiertos, se recuperan demasiado rápido, no sufren estrés, ni de insomnio, ni un solo ataque de pánico demostrable.

Y las víctimas cuando por fin se liberan tienen secuelas, fobias, cambios de personalidad irreversibles, ataques de pánicos, tratamientos psiquiátricos y terapias largas. Y más.

Cuando se descubre al acosador laboral en la fase de seducción y el acoso es institucional y consentido lo mejor es plantearse un cambio de trabajo o de sección si se puede. Si no, es mejor dejar el trabajo, este tipo de acosadores están arropados por el grupo y sus superiores. Y son realmente destructivos y muy, muy nocivos para la salud de la víctima.

La hipervigilancia es un recurso que usé con mis acosadores. Cuando el organismo se encuentra constantemente en alerta deriva en estrés, ansiedad crónica o ansiedad severa, depresión severa. Las repercusiones de esta hipervigilancia no son para desdeñarlas. No somos tan fuertes como para sobrevivir sanamente.

GRACIAS