Psicoterror

La violencia psicológica. Psicoterror

La violencia psicológica es un conjunto variado de comportamientos en los que la agresión no es física, sino mental, anímica, espiritual.

Esta violencia puede ser, o no, intencionada. Quiero decir que el agresor a veces es muy consciente de sus palabras y del daño que producen, a veces no son conscientes de ese dolor, actúan con pautas de comportamientos adquiridas, o bien con los años, o bien por pautas grabadas en su mente desde que tienen uso de razón.

En cualquier caso, consciente o inconscientemente, es una conducta que causa perjuicio a la víctima.

Un simple, “este guiso no hay quién se lo coma”, junto a un gesto brusco de rechazo, puede producir dolor a la persona que se ha esforzado en prepararlo. Hay maneras de expresar opiniones, cuando esa opinión lleva consigo una descarga de agresividad gratuita, es maltrato. Es violencia psicológica. Es psicoterror.

Esta violencia conlleva una coerción, una coacción, ya que muchas veces desencadena en violencia física.

Esta situación amenazante es tan dañina o más que la agresión física directa. La agresión verbal hace que sobre la víctima pese esa otra violencia física, “a lo mejor se calma y no me pega” puede pensar la víctima al principio de la situación. Esa angustia, ese temor a que se produzca, esa ansiedad que se genera en la mente de la víctima les acaba pasando factura.

En el psicoterror no hay traumatismos físicos, actúa en el tiempo y debe ser constante, asediando, maltratando, manipulando, humillando, esta situación sostenida en el tiempo llega a producir lesiones psicológicas hasta el extremo de que la victima deja de defenderse.

El maltrato pasivo se basa en la falta de atención hacia la víctima. Menores, ancianos o discapacitados suelen ser con frecuencia víctimas de este tipo de violencia. También el abandono emocional en los niños es un maltrato frecuente.

El maltrato activo es un trato denigrante continuo que agrede directamente a la dignidad de la persona.

Otra forma de psicoterror es el acoso cuya finalidad es el derrumbe y destrucción emocional de la víctima. Acosar es perseguir, acorralar. Ya sea a base de críticas o injurias, amenazas o calumnias todas estas tácticas van socavando paulatinamente la seguridad, autoafirmación, autoestima de la víctima.

Parte de la estrategia del acosador es conseguir que la víctima se sienta culpable de esa situación, su malestar, sus dudas, su preocupación, su angustia y culpabilidad son pequeñas victorias. El acosador no se conforma con destruir lentamente a la víctima, también se esfuerza en conseguir que los demás vean a la víctima como la ve el, cosifica a su víctima y lentamente consigue, gracias a sus brillantes dotes de seducción, que el entorno se vuelva contra la víctima. El grupo comparte entonces un objetivo, el objetivo del acosador y siendo conscientes o no de ello, esperan el derribo final.

La víctima, después de soportar largo tiempo ese acoso sistemático finalmente cae enferma.

La desorientación, la depresión, la pérdida de la dignidad, de su autoestima, la violencia verbal recibida lleva a la víctima a explotar. El miedo que se ha reprimido aflora con todas sus consecuencias, ataques de pánico, ataques de llanto y dolor, mucho dolor desde lo más hondo del alma. Nadie es capaz de ofrecer consuelo, es más, no hay consuelo.

Solo hay una línea de tiempo en el futuro, pero con la paradójica impresión de que el tiempo está detenido al igual que la vida, que para los acosadores sigue discurriendo felizmente y para las víctimas está detenida.

GRACIAS