28 septiembre, 2011

ESTADOS MENTALES NEGATIVOS III




ESTADOS MENTALES NEGATIVOS


Extracto del libro “Tensión, miedo y liberación interior” 
de Antonio Blay 



Timidez. Sentimientos de inferioridad 


Sin llegar a este extremo del desmayo, la persona huye hacia dentro cada vez que se desinteresa de lo exterior, cada vez que se vuelve de espaldas a lo exterior. 

Éste es el caso, en general, de las personas que padecen problemas de timidez, de sentimientos de inferioridad. 

Vemos cómo la inseguridad que existía, con la tensión correspondiente, produce en la persona un movimiento de replegamiento hacia dentro.


 La persona tímida es tímida porque, en lugar de reaccionar hacia afuera, reacciona hacia dentro. Está tenso porque está huyendo. 
Quiere huir, no quiere vivir la situación. ¿Por qué? 
Porque se encuentra en peligro, peligro de crítica, peligro de quedar mal, peligro de ridículo. 
Entonces reacciona huyendo hacia adentro. 
Por eso no le salen las palabras, no le salen los movimientos, la memoria no le funciona. 
Toda una serie de fenómenos que son de inhibición, de disminución. Y eso todos lo hemos comprobado. De aquí que es tan interesante ir tratando de aplicar todo lo que decimos a la situación personal. 

Puede ocurrir que la reacción se produzca en la otra dirección, que, en lugar de inhibirse, sea de excitarse. 
Entonces vemos este fenómeno por el cual la persona que se encuentra en inseguridad y en tensión se enfada, se irrita. 
Es otro modo de reaccionar ante el mismo tipo de problema. 
Un modo de huir de la tensión es intentar descargar la protesta, la energía, hacia afuera. 
Esto da un sentido de agresividad o a veces un sentido de acción, que en definitiva es otro modo de huir del problema, ya que es una acción por la cual uno trata de distraerse y alejarse del conflicto que le preocupa. 
Muchas personas que van por el mundo adoptando el papel de personas batalladoras, valientes, simplemente están realizando la función de huir de su inseguridad. 
Están tratando de aparecer ante sí mismos y ante los demás como personas importantes, activas, enérgicas. Pero todo es un personaje ficticio. 

¿Qué es, pues, la timidez? Ya hemos visto como se presenta. 
La timidez, mirándola ahora con más detalle, es el resultado, en primer lugar, de que la persona ha vivido su yo-experiencia con poca intensidad. 
Su yo-experiencia no se ha desarrollado de un modo muy fuerte, ni muy amplio. 
Esto quiere decir que sus impulsos han quedado en gran parte retenidos e inhibidos dentro. Sea por un exceso de autoridad en el ambiente que le rodea, por un exceso de crítica, o por insuficiencia de energía natural en la persona, el hecho es que unos impulsos que se han generado, que se han producido dentro, no se han actualizado, no se han exteriorizado. 

Al tener el yo-experiencia pobre, ocurre que la persona vive de hecho poca fuerza psicológica. Su yo es débil. Pero, en cambio, tiene dentro una gran carga de energía; ésta es la que le hace fabricar la imagen de sí mismo como él querría ser, como él desea llegar a ser. Y, cuando más alta es la imagen de cómo desea llegar a ser, más lejos está de su experiencia diaria. 
Al ser débil su reacción ante las situaciones, estará siempre muy por debajo de este yo-idealizado. 
El resultado es que en cada momento en que está actuando se siente fracasado, alejado de tal como él quiere llegar a ser. 
Y, por el miedo a sentirse una vez más fracasado temerá cualquier situación que le obligue a hablar, a moverse, a reaccionar, a responder. 
Cada vez más tenderá a refugiarse en su fantasía, en su deseo, en lo que él llama su mundo interior. Y, cuanto más se refugie en su mundo interior, más aumentará su problema. 
O sea, que el tímido es siempre la persona que vive un yo-experiencia débil, que no ha crecido y que, en cambio, está teniendo una gran cantidad de impulsos, de energías de varios tipos, que le obligan a vivir un yo-idealizado muy intenso. 

Entonces, se está constantemente comparando con esto que él desearía llegar a ser, y cada vez se siente más lejos de ello. 
Cada experiencia es una experiencia frustrante, es una experiencia de fracaso. 
Cada vez se va convenciendo más de su imposibilidad de alcanzar este ideal. 
Por lo tanto, el tímido es tímido simplemente porque se compara consigo mismo. 
No es que sea tímido porque los demás sean más fuertes, lo es porque vive por debajo, muy por debajo, de lo que él siente que debería ser. 
Está representando un papel muy inferior al que siente, al que necesita hacer. 
Por tanto, todo el problema del tímido está en sí mismo. 
El tímido no es tímido porque la otra persona esté más segura que él; eso es lo que le parece al tímido. 
Lo que ocurre es que, cuando está con las otras personas, es cuando se despierta este problema que está dentro de él. 

Pero el problema, siempre, en todo momento, está en él y nada más que en él. 
De ahí que sea falsa esta solución que a veces busca el tímido consistente en buscar ambientes pobres, en buscar ambientes más sencillos, con menos exigencia. 
Vemos muchas veces esto en los niños. 
El niño tímido busca amistad con niños más pequeños. 
En las personas mayores también ocurre igual. 
Personas con sentimientos de inferioridad tratan de establecer contacto con otras que posean menos cultura, ante las cuales pueden presumir, sentirse superiores artificialmente, o también con personas económicamente más pobres, porque el sentirse más fuertes económicamente tiende a compensar este sentimiento de inferioridad.



continuará...

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