ESTADOS MENTALES NEGATIVOS
Extracto del libro “Tensión, miedo y liberación interior”
La angustiaLa angustia no es nada más que este mismo problema que estamos examinando todo el tiempo, pero vivido de un modo más acuciarte, más inmediato.
Yo me siento de un modo, creo ser de un modo, pero mi esperanza está puesta en lo que espero llegar a ser, en este yo-idealizado.
Cuando me siento lejos de este yo-idealizado, me siento inferior, poca cosa.
Pero ¿qué ocurre si yo, además me siento amenazado de no poder llegar a aquello?
No es solamente que me sienta lejos, que me separe una gran distancia desde donde ahora estoy hasta el punto de destino, sino que además, creo que no podré llegar nunca al punto de destino o que hay algo que está determinando mi fracaso en esta realización.
En la medida en que yo imagino esta realización del futuro como mi máxima realización, todo lo que se oponga gravemente a ella será mi máxima negación.
Esto es lo que provoca en mí la angustia.
La angustia es esta sensación intensa que se produce dentro cuando me siento gravemente amenazado, cuando me siento ante un peligro inminente de la muerte de mi yo-ideal, de eso que para mí tiene el máximo valor, de lo que es la razón normal, habitual, de vivir.
En el caso de que conciba esta realización como imposible, entonces ya no habrá angustia; se producirá la depresión.
La depresión es el resultado de creer imposible llegar a esta plenitud, a esta realización del yo ideal. Me siento sin fuerza, sin sentido, he descendido, no me proyecto, no puedo afirmarme en mi mente.
Entonces, mi entusiasmo, mi idea, deja de tener una orientación y se produce un cese en mi efectividad, en mi vitalidad, incluso en mi mente. Me siento sin fuerzas, desanimado; es la depresión.
Todo esto son fenómenos que ocurren sólo dentro de mi propia mente, únicamente fenómenos en mi modo de funcionar las energías.
Aun cuando la persona esté tan deprimida que le parece que no hay absolutamente nada que tenga sentido, toda ella está en realidad llena de vida, toda ella está llena de posibilidades.
Es solamente su valoración de las cosas lo que ha cambiado, sólo son sus ideas respecto a las cosas y a las situaciones lo que se ha modificado.
Ella sigue siendo exactamente la misma.
Pero esa idea-negación produce un bloqueo; en tal caso, la persona puede enfermar, y enfermar físicamente.
Puede presentar un descenso grave en sus capacidades psicológicas, sin que realmente nada orgánicamente funcione mal en ella.
Es simplemente una idea grande de negación, y aquello impide el funcionamiento normal de toda la vida que tiene dentro, física, afectiva, intelectual, espiritual.
Aquí puede verse como todo es un drama que está ocurriendo sólo dentro de la mente.
La persona no se da cuenta de esto.
La persona siente únicamente cosas agradables o desagradables, y entonces cree que todo lo que siente, sobre todo lo desagradable, es debido al exterior, porque «la gente es así», porque me ha ocurrido tal cosa, porque me ha venido tal desgracia, porque he tenido tal fracaso.
Siempre creemos que es lo exterior lo que produce el daño.
Y lo exterior nunca lo produce; lo despierta, pero no lo produce.
Yo podría vivir positivamente aquella situación exterior si fuera dueño de una correcta visión y de una correcta disponibilidad de mis recursos.
Es mi valoración, el valor que yo doy a la idea de mí y a la idea que las demás cosas tienen para mí.
Todo depende de esto.
De ahí que estos estados negativos pueden resolverse completamente, porque no dependen de lo exterior, sino simplemente de cómo funcionan mis energías, de cómo funciona mi valoración, de cómo funciona mi modo habitual de reaccionar ante las cosas.
La angustia es esta sensación intensa que se produce dentro cuando me siento gravemente amenazado, cuando me siento ante un peligro inminente de la muerte de mi yo-ideal, de eso que para mí tiene el máximo valor, de lo que es la razón normal, habitual, de vivir.
Cuando me siento gravemente amenazado, inmediatamente amenazado, en este yo ideal, entonces me sobreviene una gran angustia.
Es el mismo mecanismo que el sentimiento de inferioridad, el mismo que los estados de tensión, vivido de un modo urgente, de un modo apremiante, inmediato.
Es el mismo mecanismo que el sentimiento de inferioridad, el mismo que los estados de tensión, vivido de un modo urgente, de un modo apremiante, inmediato.
En el caso de que conciba esta realización como imposible, entonces ya no habrá angustia; se producirá la depresión.
La depresión es el resultado de creer imposible llegar a esta plenitud, a esta realización del yo ideal. Me siento sin fuerza, sin sentido, he descendido, no me proyecto, no puedo afirmarme en mi mente.
Entonces, mi entusiasmo, mi idea, deja de tener una orientación y se produce un cese en mi efectividad, en mi vitalidad, incluso en mi mente. Me siento sin fuerzas, desanimado; es la depresión.
Todo esto son fenómenos que ocurren sólo dentro de mi propia mente, únicamente fenómenos en mi modo de funcionar las energías.
Aun cuando la persona esté tan deprimida que le parece que no hay absolutamente nada que tenga sentido, toda ella está en realidad llena de vida, toda ella está llena de posibilidades.
Es solamente su valoración de las cosas lo que ha cambiado, sólo son sus ideas respecto a las cosas y a las situaciones lo que se ha modificado.
Ella sigue siendo exactamente la misma.
Pero esa idea-negación produce un bloqueo; en tal caso, la persona puede enfermar, y enfermar físicamente.
Puede presentar un descenso grave en sus capacidades psicológicas, sin que realmente nada orgánicamente funcione mal en ella.
Es simplemente una idea grande de negación, y aquello impide el funcionamiento normal de toda la vida que tiene dentro, física, afectiva, intelectual, espiritual.
Aquí puede verse como todo es un drama que está ocurriendo sólo dentro de la mente.
La persona no se da cuenta de esto.
La persona siente únicamente cosas agradables o desagradables, y entonces cree que todo lo que siente, sobre todo lo desagradable, es debido al exterior, porque «la gente es así», porque me ha ocurrido tal cosa, porque me ha venido tal desgracia, porque he tenido tal fracaso.
Siempre creemos que es lo exterior lo que produce el daño.
Y lo exterior nunca lo produce; lo despierta, pero no lo produce.
Yo podría vivir positivamente aquella situación exterior si fuera dueño de una correcta visión y de una correcta disponibilidad de mis recursos.
Es mi valoración, el valor que yo doy a la idea de mí y a la idea que las demás cosas tienen para mí.
Todo depende de esto.
De ahí que estos estados negativos pueden resolverse completamente, porque no dependen de lo exterior, sino simplemente de cómo funcionan mis energías, de cómo funciona mi valoración, de cómo funciona mi modo habitual de reaccionar ante las cosas.
Al fin y al cabo lo negativo siempre traera malas consecuencias , ya sea más pronto que tarde . Y la angustia es una muy mala compañera .
ResponderEliminarMi filosofía de la vida , es tratar de sacar una sonrisa o un pensamiento positivo hasta en los peores momentos.
Muy buen artículo .
Saludos.
Hola me llamo Raquel y ya te sigo como "fonterreal". Felicidades por tu espacio!! Igualmente te invito al mío http://elarcangeldeluz.blogspot.com. Un cordial saludo.
ResponderEliminar